A finales del 2011, había en España 56,2 millones de líneas de telefonía móvil, estadísticamente una penetración de 121,7 por cada 100 habitantes, según la CMT. Es el primer síntoma de un mercado maduro, por no decir saturado, que crece a menos del 3% anual. Tres años antes, Movistar tenía una cuota de mercado del 44,7%, que se ha reducido en casi cinco puntos. Había que reaccionar, y en la reorganización del año pasado César Alierta trajo de Brasil a uno de sus mejores directivos, Luis Miguel Gilpérez, para ponerlo al timón de la rama española del grupo. Sus treinta años en la compañía – los últimos ocho a cargo de las operaciones en Brasil – son sus credenciales profesionales.
Con inusual franqueza, Gilpérez reconoce en esta entrevista los errores cometidos, y enuncia las medidas que ha tomado y las que va a tomar, para revertir la tendencia. La conversación tuvo lugar antes del Mobile World Congress y, por tanto, no recoge explícitamente esas medidas, que, por otra parte, tampoco han sido comunicadas formalmente. Gilpérez no ha hablado de eliminar las subvenciones [lo que no quita que esa pueda ser su intención última] pero sí ha dicho que es insensato destinar recursos a un fin que, en las actuales circunstancias, es dudosamente defendible. Una lógica elemental indica que, más pronto que tarde, otros operadores adoptarán una actitud equivalente [vano sería esperar que lo admitan en público, antes de ver cómo le funciona la maniobra al ´incumbente`. Tiempo habrá de volver sobre el tema en la sección de Actualidad; entretanto, este fue el diálogo.
En 2011, Movistar ha perdido casi medio millón de clientes en España, los ingresos han caído, la regulación y la competencia presionan para bajar los precios, lo que ciertamente no ayuda a mejorar los ingresos. ¿Cómo se sale de este bache?
La realidad es que en 2011 perdimos cuota de mercado porque nuestra oferta no cumplía las expectativas de nuestros clientes, y porque el mercado evolucionó más rápido de lo que éramos capaces de digerir, y también, todo hay que decirlo, porque la competencia supo hacerlo bien. Hemos analizado la situación con frialdad, desde la óptica de quien sabe que tiene que rencaminar sus políticas, para tomar las decisiones oportunas. La primera fue competir en precio, y este es el significado de las tarifas que hemos anunciado en los últimos meses. Fruto de ello son los resultados de diciembre, que ha sido nuestro mejor mes en mucho tiempo. ¿Es suficiente? No, porque lo que queremos es recuperar la confianza de los clientes.
Lo que dice suena a autocrítica…
Lo es. Y aunque todavía no puedo decir que la gente esté satisfecha con nosotros, sí puedo decir que está igual de satisfecha con nosotros que con Orange o Vodafone. Creo que en este mercado aún falta bastante para entregar la calidad que los clientes se merecen. Y Telefónica tiene la obligación de marcar la pauta.
¿Cómo se recupera la confianza?
Lo que buscamos es conjugar precio y calidad. Sabemos que todavía estamos por debajo de los cánones de calidad que nos hemos marcado, porque lo que queremos es ser la compañía indiscutida en esos términos.
¿Y cómo se reconquista a los clientes que se han ido a la competencia?
Una compañía como esta tiene muchas armas: la oferta, las redes, la capacidad comercial, un valioso colectivo de profesionales, la mayor cantidad de puntos de venta […], no creo que haya ninguna otra compañía en España capaz de ofrecer lo que ofrece Telefónica.
Estadísticamente, a Movistar le han hecho más daño los competidores low cost que los operadores clásicos.
Sinceramente, creo que el espacio de los llamados low cost se ha agrandado por la dinámica que hemos generado los grandes. Al final, las fórmulas de promociones continuas favorecen a los que trabajan en los márgenes del mercado. Y esas fórmulas no son buenas para nadie porque, vamos a ver, ¿en qué invierte un operador low cost? ¿cuál es su aportación real al futuro del país? ¿es capaz de evolucionar hacia nuevas propuestas tecnológicas?
¿Cómo va a reaccionar Movistar en 2012?
Sencillamente: dando más a nuestros clientes, dándoles lo que tienen derecho a esperar de nosotros. Cualquier promoción, tarifa o producto las va a tener en mejores condiciones alguien que esté con Telefónica que alguien que esté con un competidor.
El modelo vigente del sector se ha construido sobre tres elementos: precios altos, terminales subvencionados y regulación asimétrica. ¿Qué hay que cambiar?
Curiosamente, esta industria ha cambiado muy poco desde que empezó la telefonía móvil en España. Seguimos con modelos de explotación del tiempo en que la penetración era incipiente. Me parece que los subsidios de terminales han llegado demasiado lejos, y no voy a ocultar que estamos pensando cómo hacer que ese modelo evolucione, y algo vamos a anunciar muy pronto. Vamos a introducir modelos de financiación de terminales nuevos, y vamos a hacer refurbishing de terminales usados para mantener el ciclo de rotación en niveles razonables.
¿Podrán cambiarlo solos, si los otros operadores no acompañan? Aunque todos dicen querer cambiarlo […]
Mire, esta compañía tiene la obligación de marcar la pauta del mercado, o lo diré de otro modo: ese modelo basado en la subvención de los terminales no tiene sentido; no hay ninguna otra industria que, con niveles de penetración tan altos, aplique subsidios que, en definitiva, recortan su capacidad de invertir.
¿Ha bajado su inversión en España, al margen de la dedicada a subvenciones y a la compra de espectro?
Con conocimiento de causa, puedo decir que en España hemos invertido en activos físicos la misma cuantía que en Brasil, que es un mercado cinco veces más grande y con un crecimiento impresionante.
¿Se lo ha dicho a la CMT y al nuevo ministro Soria? ¿Qué les pide?
Se lo hemos dicho, y les pedimos tres cosas: estabilidad, simetría y garantías relacionadas con el compromiso inversor que acometemos.
Bueno, se supone que la regulación asimétrica tiene dos objetivos: asegurar un mayor nivel de competencia y estimular la bajada de precios al usuario final […]
Es una forma de verlo. A estas alturas, no tiene sentido plantear que el objetivo es incrementar la competencia, en un mercado tan competitivo como el español. Y tampoco le veo sentido a forzar bajadas de precios cuando la propia situación de competencia lo está haciendo. Si esos fueron los objetivos de la regulación, están superados.
Se objeta a Movistar el haberse quedado dormida en el lanzamiento de nuevos servicios.
Es agua pasada. Nuestro objetivo es tener la oferta más completa de servicios. Por citar algunas ideas: queremos ser el primer distribuidor de contenidos digitales, y el vídeo es el mejor camino para conseguirlo. Con independencia de ello, estamos desarrollando junto con Telefónica Digital una cartera de servicios que llamamos verticales, sobre la que sólo puedo anticipar que habrá tres o cuatro novedades de gran impacto en este ejercicio.
La CMT acaba de publicar un informe sobre la sustitución de fijo por móvil, que va en aumento. ¿Le parece bien o mal?
Ni bien ni mal, me parece natural. Honradamente, ya no sé si la red es fija o es móvil, porque la telefonía móvil sigue utilizando medios fijos, y es probable que los utilice aún más. Hay que entender que tenemos un gran potencial de utilización de nuestra red física, sin parangón en España.
Un asunto polémico es el caso de las compañías de Internet, las over-the-top (OTT), que sin ser operadores detraen negocio a los operadores. Se habla mucho de Apple y Google, pero hay muchas más en esa categoría.
Es cierto que los OTT están entrando en el terreno de los operadores. Pero, ¿alguien puede asegurar que incluso grandes empresas como Apple o Google no van a tener dificultades en los próximos años? Cuando pienso en nuestros problemas de desarrollo, imagino que a Google le pueden pasar muchas cosas: cambios de versiones, sustitución de servidores, caídas de centros de datos, problemas de calidad. Telefónica tiene las mejores relaciones con Apple, pero uno puede preguntarse: ¿valdría Apple lo que vale si los operadores no subvencionaran sus móviles?
[ entrevista publicada en La Vanguardia el 19 de febrero ]